El joven compositor peruano Jimmy López acaba de estrenar con éxito su obra Perú Negro, con la Orquesta Sinfónica de Fort Worth, en Texas. Aquí nos responde unas preguntas.
1. ¿A qué te dedicas actualmente en Estados Unidos?
Hace un año exactamente completé mis estudio de doctorado en la Universidad de Berkeley en California y actualmente soy un compositor freelance, de manera que me dedico exclusivamente a componer en base a encargos. En este momento estoy trabajando en un proyecto grande; se trata de una ópera para la Lyric Opera de Chicago la cual está programada para estrenarse en diciembre del 2015. La ópera está basada en la novela “Bel Canto” de la autora estadounidense Ann Patchett. La novela, a pesar de ser ficticia, guarda muchos paralelos con la crisis de rehenes que tuvo lugar en Lima entre 1996 y 1997 en la residencia del embajador del Japón. Hay muchos personajes que no existieron en la vida real por lo que no se trata de una ópera histórica, pero sí se explora mucho el aspecto psicológico, sobre todo en lo que respecta a la forma cómo los rehenes y sus captores convivieron durante el largo período de cautiverio.
2. ¿Quiénes han sido tus maestros, en Lima y en el exterior, cual fue tu formación, vienes de una familia de músicos?
Mi padre es arquitecto, mi madre profesora de educación inicial y mi hermana es bióloga, de manera que aún todos se preguntan de dónde salió el talento musical. Mi gran maestro y mentor ha sido Enrique Iturriaga. Aún recuerdo con mucho cariño las clases que tomaba en su casa de Miraflores allá por el año 97. Enrique me recibía todos los lunes a las 2pm y algunas veces sus clases se prolongaban hasta las 8 ó 10 de la noche. Él me proporcionó una base muy sólida en armonía y contrapunto, y más adelante, cuando ingresé al conservatorio, me enseñó composición. En Lima también tomé clases particulares con José Carlos Campos y él siempre insistía en que, para que un compositor pudiese ser considerado como artista, éste debía saber no sólo acerca de su propio oficio sino también de pintura, escultura, cine, literatura, etc. Fue él también quien insistió mucho en que me fuera a estudiar en el extranjero. En Finlandia tuve la suerte de estudiar con Veli-Matti Puumala, quien entonces era muy joven y luego con Eero Hämeenniemi, un compositor de gran aliento, cuya fascinación por la India y su cultura me abrió muchos horizontes. Más adelante, en California, estudié con Edmund Campion, un compositor especializado en música electroacústica a quien le tengo un gran aprecio por todo el apoyo que me supo brindar durante mis estudios en la Universidad de Berkeley. Hasta ahora seguimos siendo muy amigos.
3. ¿Cómo nació el interés por la música afroperuana que dio como resultado Perú Negro y cómo crees que toma el público norteamericano la incorporación de esos elementos? He leído críticas muy buenas.
La música afroperuana y la música norteña han sido siempre mis dos géneros favoritos en lo que se refiere a la música de nuestro país. Por ello, me alegré mucho cuando Miguel Harth-Bedoya me hizo este encargo. Él normalmente no suele hacer requerimientos específicos al encargar una obra nueva, pero en esta ocasión me pidió una obra que rindiese homenaje a la música afroperuana y que incorporase algunos instrumentos típicos de este género musical. La obra, además, iba a ser estrenada con ocasión del centenario de la Orquesta Sinfónica de Fort Worth. “Perú Negro” se inicia con un pregón que se transforma luego en un Toro Mata. Le siguen Ingá, Le dije a papá, un segundo pregón y finalmente el Son de los Diablos. Dura 17 minutos en total y está escrita en un solo movimiento. Las transiciones entre secciones son, por lo general, muy sutiles de manera que son prácticamente imperceptibles. En ella uso quijada de burro y cajones, además de otros instrumentos de percusión muy coloridos como la matraca, la lámina de trueno, la cabasa y los cencerros. El verdadero reto para mí fue integrar los elementos de la música afroperuana a mi propio lenguaje musical de manera que el resultado no fuese una mera reproducción de nuestro folclor sino algo nuevo y original. En otras palabras, el resultado es una obra muy personal pero que al mismo tiempo se nutre de la rica herencia del folclor afroperuano. La crítica recibió la obra con los brazos abiertos e inclusive uno de los críticos dijo que se trataba de una obra digna de un lugar permanente en el repertorio orquestal. Me parece que el público norteamericano, al no tener ningún conocimiento de nuestro folclor, tomó a la obra por lo que es: una composiciónn sinfónica contemporánea y ecléctica, que fusiona elementos e instrumentos de la música occidental europea con un tipo de música que a sus oídos resulta exótico. Todo esto les resultó atractivo e interesante.
4. Aunque hay muchos compositores peruanos dedicados a la música contemporánea en la actualidad, es poca la promoción que se hace de ellos. Hay también la idea que es un tipo de música difícil de entender para el público, lo que complica un poco más las cosas, sin embargo el éxito de tu trabajo demuestra que es posible tener una aceptación. ¿Tienes alguna idea del estado actual de la composición de música contemporánea hecha por peruanos, qué sientes que es lo que falta hacer?
La música de los compositores contemporáneos peruanos se conoce poco tanto en el Perú como en el extranjero. Los que radican en el Perú están obligados a tomar varios puestos como docentes en diferentes institutos y universidades, lo cual les deja muy poco tiempo para componer. La docencia es una parte importante de nuestra profesión, pero se tiene que encontrar un balance que le permita a los compositores ejercer su profesión y de esa manera expandir el catálogo de obras peruanas. ¿Por qué consideramos a países como Alemania, Francia, Italia, Rusia, Estados Unidos y, más recientemente, Finlandia como grandes potencias musicales? Estos países no sólo tienen una larga tradición de apoyo a la cultura, grandes orquestas y conservatorios prestigiosos; también tienen una larga lista de compositores que han dejado un legado musical de impacto global. El Perú tiene un largo camino por delante en este sentido, y otros países de la región como Argentina y Brasil nos llevan una gran ventaja. En otras palabras, el Perú no va a lograr establecerse en el ámbito de la música arte únicamente construyendo teatros e invitando a luminarias internacionales a que vengan a tocar por unos días, tiene que haber un compromiso de apoyo a sus creadores ya que éstos son los que van a forjar nuestro legado musical permanente.
Es cierto que existe una percepción de que la música contemporánea es difícil para el público, pero éste es un problema que no se limita al público ya que inclusive muchos músicos peruanos no tienen interés en tocar obras contemporáneas. La música, para mantenerse viva, tiene que seguir creándose. Actualmente las salas de concierto son museos. Siempre es fascinante visitar un museo, pero también tiene que haber un ala contemporánea. Se necesita tener un Conservatorio Nacional de Música y una Escuela Nacional de Folklore con una infraestructura similar la del Gran Teatro Nacional. Se necesita integrar o por lo menos establecer canales de comunicación entre el conservatorio y la Orquesta Sinfónica Nacional. Se necesita tener un plan educativo de aquí a 30 años independientemente de quien esté gobernando y que integre también otros géneros musicales como el Jazz y la música popular, además de la música clásica y el folclor peruano. Se necesita unificar los esfuerzos de los tres sistemas de orquestas juveniles que actualmente coexisten en el Perú para poder obtener resultados significativos. En resumen, se necesita lucidez y una visión clara que deje a un lado intereses personales y que trabaje por el bien común.
5. ¿Hay posibilidad de ver Perú Negro en Lima pronto?
No tengo conocimiento de que la obra se haya programado en el Perú, pero yo he colaborado en varias oportunidades con la Orquesta Sinfónica Nacional y le tengo una gran estima a sus músicos y director, una estima que, creo, es mutua, así que no tengo dudas de que en algún momento ellos se animarán a tocar esta obra en Lima.
6. Miguel Harth-Bedoya ha dirigido la obra, veo que trabajas hace mucho con él, que tan importante ha sido en tu trabajo?
A Miguel lo conozco desde que él fundó la Orquesta Filarmónica de Lima allá por el año 94, cuando yo estaba en cuarto de secundaria. Miguel me invitó a trabajar como asistente en la biblioteca de la orquesta, lo cual me permitía asistir a todos los ensayos y conciertos, además de tener acceso a la biblioteca. Esos años formativos fueron determinantes y fue ahí cuando me enamoré de ese maravilloso instrumento que es la orquesta sinfónica. Muchos no saben que Miguel está promoviendo la música peruana y latinoamericana activamente en el extranjero a través de dos organizaciones: Caminos del Inka, una organización sin fines de lucro, y Filarmonika, su casa editorial. “Perú Negro” es sólo la última en una larga serie de colaboraciones que hemos tenido a lo largo de los años. Se trata, además, de la tercera obra que me encarga. La primera fue “Fiesta!” para el centenario de la Sociedad Filarmónica de Lima, y la segunda fue “Lago de Lágrimas”, mi concierto para flauta y orquesta. Miguel me ha abierto las puertas del mercado internacional al programar continuamente mis obras en países tan diversos como Chile, Noruega, Estados Unidos y Australia, lo cual ha generado un gran interés en mi trabajo. No hay duda de que su presencia ha dejado una huella indeleble en mi evolución como compositor y que ha causado además un impacto increíblemente beneficioso en mi carrera.
7. Finalmente tu música (conozco sólo un disco llamado Musuq Peru) es bastante experimental, por usar un término, hay bastante riesgo, en ese sentido es música que estéticamente plantea cosas nuevas. Creo que la música peruana siempre ha tenido eso, mucha inventiva, desde toda la música de la generación de los 50s hasta el rock de los 60s e incluso Chabuca Granda, la cumbia de los 70s. Y es algo que pienso deberíamos empezar a destacar, nuestro principal poeta, Cesar Vallejo, es un poeta vanguardista. Tú te sientes parte de una tradición peruana? ¿Te reconoces en la historia de la música peruana? ¿Como ha sido tu relación con la tradición?
Mi obra es bastante ecléctica, de manera que ese disco sólo refleja uno o dos aspectos de mi labor creativa. Como creador siempre me interesa experimentar e investigar, mis “15 estudios para octeto de cuerdas” van en esa dirección. Otras obras como “Fiesta!”, por ejemplo, a pesar de ser experimentales también (en ella integro elementos de Trance y Techno), le resultan atractivas a un público más amplio porque emplea elementos que son familiares al oyente no especializado. La herencia musical peruana es imposible de ignorar por su riqueza y tradición, de manera que ella siempre va a estar presente en mi trabajo. Somos, además, un país de muchas razas, descendientes del Imperio más sofisticado de Sudamérica, precedidos por una historia milenaria y con un pasado extremadamente violento (la conquista), que ha dado origen a la historia moderna de nuestro país. Somos una caldera de culturas, y mi trabajo quiere abrirse a muchas influencias tanto internas como externas. Soy peruano pero también aspiro a ser universal, y sí, siento que estoy construyendo sobre el trabajo que otros peruanos han realizado en el pasado. Yo no puedo determinar cuál es ni cual será mi lugar en la historia de la música peruana -creo que es demasiado temprano para eso- pero sí puedo decir que el Perú es y será parte de mi labor creativa siempre. Un solo compositor no hace a un país, de manera que necesitamos apoyar y descubrir el trabajo de los hombres y mujeres que ahora mismo están forjando nuestra tradición. Estas palabras suelen caer en oídos sordos, pero sé que por ahí hay un lector joven, que aún no ha perdido sus ideales, cansado de la mediocridad y dispuesto a efectuar un cambio. El que tenga oídos para oír, que oiga. (Luis Alvarado)